La Música Profana en la Edad Media

domingo, 29 de agosto de 2010

La Música Profana en la Edad Media

La música culta litúrgica es la única que ha quedado plasmada en los códices, como hemos visto.
Lamentablemente la música medieval profana y popular, la que divertía y disfrutaba el pueblo prácticamente se ha perdido pues nunca se perpetuó por escrito. Sabemos que en la Edad Media era habitual el canto y el baile entre la población, en muchos casos como herencia del mundo pagano. Lo conocemos por numerosas fuentes eclesiásticas que los condenaban o criticaban.
Tanta insistencia en el ataque a estas prácticas pone de manifiesto la habitualidad con la que se producían.

La música profana de los nobles: troveros y trovadores
Ancianos músicos en el Pórtico de la GloriaA partir del siglo XII, surge el movimiento trovadoresco. Nacen los llamados trovadores, troveros y minnesänger. Son compositores y poetas que en ocasiones eran también cantores de su propia obra. En sus obras se emplean lenguas romances autóctonas: dialectos franceses, alemán, portugués, etc.
No hay que confundir la figura del trovador con la del juglar. Los trovadores formaban un estamento entre los que se encontraban gentes de la más alta nobleza, mientras que los juglares solían pertenecer a las clases más populares.
La música medieval profana se centra en los intereses humanos, sobre todo en el amor, la guerra y la naturaleza.
Músico medieval con arpa. Rebolledo de la TorreA diferencia del canto litúrgico, en las obras de los trovadores se empleaban instrumentos musicales como acompañamiento.
Trovadores ilustres fueron Guillermo IX, duque de Aquitania, Rimbaut de Vaqueiras, Marcabrúy Adam de Halle.
Entre los Minnesänger destacaron: Rudolf von Fenis, Raimar el Viejo y Walter von der Vogelweide.
En España tenemos las importantes figuras de Martín de Codax, Guillermo de Berguedá y Berenguer de Palou y Alfonso X El Sabio, con sus famosas Cantigas.
Ilustación de las Cantigas de Alfonso X el Sabio
Las Cantigas de Alfonso X El Sabio son 432 melodías no compuestas en su totalidad por el propio rey, de singular importancia por las circunstancias culturales y sociales de la época que manifiestan.
La cantigas recogen diversas tendencias musicales de la época: melodías gregorianas aplicadas a textos en lengua vulgar, melodías de motetes polifónicos en latín o francés, tonadas de canciones épicas y cantares de gesta basadas en música castellana, gallega, portuguesa, judía y árabe, etc.
La música profana popular: los juglares
Bailarina. Claustro de la catedral de TudelaLos juglares eran infatigables andariegos ambulantes que recorrían las villas y aldeas de la Europa medieval.
Su profesión consistía en amenizar la vida de las gentes de la época a cambio de dinero, comida y otros bienes.
No sólo se centraban en la música, sino que entretenían al público ejerciendo de saltimbanquis, lanzadores de cuchillos, equilibristas, domadores, etc.
En su actividad musical, lo normal es que se limitaran a ser los intérpretes del canto y tocar instrumentos, pero no eran compositores, como sí fueron los trovadores.
En general los juglares fueron muy criticados por las autoridades religiosas por considerarlos viciosos y escandalosos.
Frecuentemente sus canciones abordarían temas obscenos y el baile de las danzarinas sería deliberadamente voluptuoso.
Una iconografía muy repetida en la escultura románica y que obedece al hecho histórico es la escena en que un trovador emplea un instrumento de cuerda o viento mientras una juglaresa danzarina baila con los brazos levantados con castañuelas o contorsionándose y dejando caer su cabellera.

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